1. Saludar por el nombre.
No es suficiente con saludar. Hay que saludar a las personas por su
nombre. Hay que aprender a personalizar. Fíjate en la diferencia entre
un Buenos días y un Buenos días, Ana.
2. Realizar un acto de bondad.
Un acto de bondad no es un favor. Es una acción insignificante que
realizas hacia una persona de manera totalmente altruista y
desinteresada. Por ejemplo, recoger un papel del suelo que se le ha
caído a un compañero u ofrecer cambio para un café.
3. Ser educado.
Cuanto más educado seas, más feliz harás a los que te rodean. Poca
gente relaciona el ser educado con la felicidad y a mí me parece algo
esencial. Por ejemplo, no interrumpas mientras otra persona te habla,
cede el paso a un compañero. Son gestos que poco a poco ahondan en las
personas.
4. Asentir con la cabeza.
Es importante que, cuando una persona te hable, te centres
exclusivamente en ella. Debe notar que es el centro de atención, que nos
importa lo que nos está diciendo, que lo dejamos todo de lado para
centrarnos en esta persona. Mírale a los ojos, y no hagas nada más.
Olvídate de móviles, pantallas de ordenador, de todo aquello que en ese
momento estés haciendo.
5. Generar seguridad.
Mucha gente que nos rodea es tremendamente insegura. Y la inseguridad
es algo que resta felicidad a las personas. Dar seguridad a estas
personas no hace más que generar confianza y, por ende, felicidad. Ho
hay que confundir nunca el dar seguridad con dar la razón.
6. Ser positivo.
Ser positivo implica una actitud ante la vida y ante las personas
fundamental. Es muy importante dar una visión positiva de nuestro
entorno, sin por ello perder la objetividad, la realidad que nos rodea.
La vida debe consistir para ti en mirar la botella siempre medio llena y
proyectar esa idea hacia los demás.
7. Interesarte por la gente. Yo siempre distingo entre ser un interesado e interesarte por la gente.
Cuando te interesas por la gente estás trabajando la empatía, le cedes
el protagonismo a la otra persona y creas un vínculo con ella. Para
interesarte por la gente es importante que hagas siempre preguntas
abiertas y que le permitan a la otra persona no explicar algo, sino
contar algo como, por ejemplo, Ana, ¿quieres contarme lo que pasó ayer?
8. Sonreír.
La sonrisa es la hermana de la felicidad y además el único efecto
secundario es que es tremendamente contagioso. La gente siempre se rodea
de las personas que sonríen porque les transmiten felicidad, pasión y
entusiasmo por tu vida.
9. Ser agradecido.
En ocasiones hay que proyectar la felicidad hacia nosotros mismos para
lanzarla luego hacia las personas. Debes ser agradecido e ir más allá de
un simple gracias. Cuando agradezcas algo, también debes personalizarlo
y verbalizarlo. Por ejemplo, Te estoy muy agradecido, Ana, por haberme invitado a la fiesta que celebrarás este sábado. Me ha hecho muchísima ilusión.
10. Celebrar los éxitos de la gente. Hay
que alegrarse por los éxitos de los demás. Debemos ceder un espacio
para que los demás sean capaces de celebrar sus éxitos y que, cuando los
logren, sepan que estamos de su lado y que nos alegramos de corazón por
ello. En este último truco la felicidad debe ser más recíproca que
nunca. Y no olvides verbalizar el éxito, decírselo de palabra como, por
ejemplo, Te doy mi más sincera enhorabuena, Ana. Es un orgullo tenerte como compañera.
De un tiempo a esta parte vengo realizando estos mini trucos en el aula
con mis alumnos y, poco a poco, los estoy proyectando a mi vida. No os
podéis imaginar cómo ha cambiado desde entonces la visión con la que me
enfrento a la vida. He buscado la definición de felicidad en
el Diccionario de la Real Academia y no me ha gustado porque en su
primera acepción la relaciona con la idea de una posesión. Por ello me
permitiréis que, para finalizar el artículo, os dé mi propia definición
de lo que entiendo por felicidad:
La felicidad no es más que un acto de generosidad gratuito en un breve espacio de tiempo
FUENTE: http://justificaturespuesta.com/10-mini-trucos-para-regalar-felicidad-los-demas/
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